23.9.21

El desamor dentro del amor

 Usualmente los momentos en que más escribo es cuando tengo más pena de amor. No escribo cuando estoy feliz ni cuando me siento dichosa, solo lo hago desde el dolor y precisamente desde el desamor.

Vivir el desamor estando en el amor es bien difícil. No sé manejarlo. No sé si la esperanza de futuro es algo que me ayuda a amortiguar la desolación. La suave certeza de que en un tiempo más las cosas se ajustarán es algo que me ha costado aprender y, que por lo demás, ni siquiera sé si lo he logrado internalizar completamente.

No quiero dejar de amar.

No quiero dejar de verte.

No quiero dejar de añorarte

Pero es lo que hay que hacer

es lo que debo hacer.



21.9.21

hola bárbara

Mi adolescencia, desde sus inicios, fue a través de fotolog y messenger. En ambas redes sociales del la primera década del 2000.
En msn lo pasaba bien. Me gustaba porque podía chatear con los cabros que me gustaban en esa época, podía hablar con amigos y amigas que solo eran virtuales y también prologar la amistad a quienes veía en el colegio o en mi barrio.

Fotolog fue distinto. Entre que me daba un poco de vergüenza, pero me dejaba sumergir por la puesta en escena de las sesiones de fotos y de los comentarios terriblemente mal escrito que le daban a mis fotos. Había propuesta, digámoslo. No era cualquier cosa. Era el inicio de la otra realidad que creamos ahora por instagram -y en su tiempo facebook-.
Paralelamente a esa vanidad adolescente (porque asumo que ya no la tengo ¿o si?) me cree una cuenta de fotolog dedicada exclusivamente a subir fotos que me gustaban y que encontraba en internet, en flickr o en páginas de "fotografía". Recuerdo que esas fotos eran generalmente en blanco y negro, y me parecían "distintas" (jaja que risa y ternura). Cada una de esas publicaciones que eran diarias y sagradas escribía algún texto aludiendo a la foto en sí o rescataba algún elemento para poder básicamente descargarme escribiendo millones de ideas, de manifiestos, de observaciones. 
Recuerdo que varios de esos textos estaban cargados de deseos, pero también de mucho análisis de la contigencia. Los temas estaban motivados generalmente por lo-que-estaba-pasando y eso me resultaba fácil. A mi me gusta comentar, me gusta hablar de lo que está pasando, a veces de forma más frívola pero otras bien candentes. Me gusta hablar, eso es. Me gusta expresar lo que pienso, siento y observo de lo que me rodea y también hablar muuuuuuuuuuuucho de mi, en qué estoy, con qué me estoy obsesionando, cuál es la gran problemática que estoy atravesando. Así nació "holabarbara", 
No era mucha la gente que me leía. Un par de amigas y un par de desconocidos. No tener tanta recepción no me preocupaba.
Para mi sentarme frente al computador de mi casa y ponerme a escribir en un nuevo archivo del block de notas, era un momento importante del día. Era mi tiempo, era mi momento conmigo misma y de total libertad. No me preocupaban grandes cosas, tampoco si el texto respondía a alguna estructura o pretensión. Posiblemente de esto último había algo, porque es medio imposible no pretender algo al momento de escribir.
Ese ejercicio diario de escribir, de lo que sea, me hacía mantenerme activa y conectada a algo que realmente me daba goce. 
Con el tiempo fui abandonando a holabárbara. Dejé de publicar ahí y me mudé a otros sitios para expresarme. Este blog fue uno de esos otros espacios donde tenía que vaciarme, pero la dinámica cambió: los textos eran más íntimos, más de registro, más de diario de vida pero con otros intervalos de tiempo.

Quisiera en este momento -y desde hace mucho- retomar la escritura como un ejercicio diario y constante. Lo he intentado, pero no me ha resultado. Siento que este puede ser ese empujoncito a concretar, a hacerlo como me lavo los dientes o me tomo los remedios en la mañana.

Bárbara.
21 sept 2021

18.3.20

La muerte

Cuando reconoces el instante como la manera en que el tiempo cambia aprendes a vivir. Eso creo que me ha pasado este mes. Pensar el instante como la determinación del devenir. Ese momento en que te dicen, por ejemplo, "el Camilo se murió". Ese preciso segundo donde sabes que ya nada será cómo antes: que algo se vuelve eterno -mientras al menos viva aquí y ahora- y que el Camilo deja de ser piel.
La piel se esfuma. Solo queda guardada en los recuerdos, en todos y cada uno de los momentos, esos otros instantes.

Duele la muerte. Duele de una manera distinta al desamor. Tiene menos sufrimiento, sin duda. Menos lamento. Es coraje, es vivir y "por eso vivimos mil años; por eso amamos, y vivimos porque amamos, no estamos dentro de una botella ¡gracias a dios!",

La muerte es abrupta,
es ese instante
en que los significados se vuelcan
se van
con la muerte.

Queda solo la vela. La llama delante del retrato. La sonrisa eterna, la mirada profunda y las palabras precisas.
Conocer la precisión,
lo justo,
lo mezurado.

Duele vivir de alguna manera la eternidad. Pesa un poco. 

22.9.19

cebollitas de perla

La feria siempre es un buen lugar. Ofrece todo, pero todo. Desde la innecesario hasta lo de primera necesidad. No hay límites entre uno y lo otro. Todo es un torbellino de posibilidades. Los paños en el suelo son un guiño a El Mago. Los bastos, las espadas, las copas, . Todo por hacer, todo por crear. Puros dos.
La feria también regala. Muestra sin cobrar. Las degustaciones de las mandarinas, del caiguas, de los primeros trozos de sandía, y así.
Conocemos las formas.
Siempre las formas.
(pero también el fondo. ¿O es muy binario pensarlo así?)
Conocer la feria es a veces reconocer el mundo.

Benvenuto.



el robo del siglo

Me robaste el corazón y te quedaste mirándome mientras lo hacías. Un robo inusual. Tan de frente, tan transparente, tan crudo.
No hubo daño (socialmente hablando, digo). Un corazón robado nunca es atractivo, menos en este caso y menos para el mercado. No reduciste el corazón, como se dice. Solo lo robaste y me lo dejaste donde mismo sin serlo. Mientras te ibas, mirando hacia atrás me dijiste que los secretos guardan intimidad, y así fue como sobreviví luego del atraco.


18.9.19

Estampita

Bárbara,
Te escribo esto para cerrar algo que inicié sin darme cuenta. Llevo días diciéndote muchas cosas y pidiéndote otras. Llenándote con mis bombas del interior, mientras tú sigues ahí, en una trinchera protegiéndote de la explosión que generan las palabras, las afirmaciones, los veredictos.
Me di cuenta de eso. Me di cuenta de lo irresponsable que he sido contigo estos días. De la injusticia con la que he dominado mis espacios y, de pasada, con los espacios que comparto contigo, como la conversación, como el diálogo y, lo más importante, el amor.
Quiero terminar esta guerra que gratuitamente y sin permiso tuyo, te llevé.
Esta guerra no es contigo; es conmigo y, por lo mismo, no tienes por qué estar ahí. Te basta con lo que a ti te pasa.
Voy a terminar la guerra, eso ya lo decidí.
Solo te pido espacio y que -si tienes ganas- me cuides. Solo te digo que no me escuches tanto durante estos días y que puedas -si es que posible- anules todas las barbaridades que pude decir, porque son solo amenazas a mi misma, es solo lo que yo quiero decirme a mi misma para convercerme que la guerra está ganada por mi contraparte. Lo sé. Es un jueguito peligroso y arriesgado. Me estoy arriesgando porque estoy incluyéndote. Me equivoqué. Leí mal y no pude ver con anticipación que esto no se trataba de ti, sino que de mì únicamente.
Lo que hemos construido ha sido hermoso. Realmente hermoso. Mi contrincante lo sabe y quiere usarla a su favor para desarmarme. Para ponerte en mi contra y así sentir que tiene el poder sobre mi. No la dejaré. Pero para eso necesito enfrentarla, ir de frente y dispararle de la forma que sé que podría anularla.
Te amo profundamente. Por eso siento que la manera que tengo para cuidar esto y cuidarte de la guerra es tomándome un espacio.
Me duele profundamente sentir que me tengo que ir, porque quizás cuando vuelva, tú ya no tengas la disposición hermosa de quererme, de entenderme y de escucharme. Pero es un riesgo que tengo que tomar, porque si no esto puede ser aún más catastrófico.

Recuperar las contraseñas

Hace años que no entraba a este blog. Hacerlo ahora está siendo un ejercicio terapeútico. Leerse a sí misma ha sido un mecanismo de autoconocimiento. Aprendí a leer(me). Escribir es un ejercicio a sí misma. No escribo para que otros y otras me lean. Escribo para yo leerme tiempo después, para reconocerme y entender por donde anduve y dónde estoy, ahora, mientras el pasado baila con el corazón lleno.
Me desnudo frente a mi misma. Me veo en el espejo del yo. Me reflejo en el reflejo de mis profundidades. Cuando escribo, me leo. Cuando me leo, me escribo. Es una cuestión bidireccional. Como todo. 
Cuando hay dos caminos y estos se entrecruzan, todo resulta. Las cosas andan porque la fluidez reina. Reina japonesa. Reina del amor. Reina del dolor. El reino de la sacerdotiza amando al sacerdote. El sacerdote entendiendo que el camino tiene dos vías. Que la materialidad no existe sin la espiritualidad. Que esa materialidad no tiene sentido sin la espiritualidad. Y viceversa.

1.1.18

Milllenian

-Conocerme más.
-Establecer acuerdos -amigables- conmigo misma.
-Aprender a decir que no y que estos perduren en el tiempo, solo si es estimo que ese "no" es como tal.
-Reconocer y conocer nuevas formas de sentir y pensar.
-Agradecer, amar y perdonar (cuán hoponopono)


Independiente si esto se logra (o no) en un año, necesito dejarlo por escrito. Es una manera de hacerlo realidad en mi y en el internet -que en este momento son casi lo mismo-. 

25.7.17

él mató a un corazón motorizado

Asi mismo.
él como si fuera Él
Regalando posición
cuando es poder
Matando
en lo que queda escondido
Matando
lo que desapareció.

18.3.17

algunas cosas que quiero decir:

-Acabo de ver en instagram que una compañera de la universidad subió una foto de un pastel muy de Betty a Don Draper, con una frasecita de "para mi maridi"punto corazón. Solamente la veo corriendo dentro de mi cabeza, unidas las palabras formando una  para.mi.maridi.punto.corazón.ay.no.te.amo.soybetty.maridi.
-si tuvieras la posibilidad de ir a cualquier país del mundo , a cuál irías primero? (necesito escribir esto en alguna parte porque puede que se me olvide alguna vez y me gustaría que no me pasara eso, y puede que si lea más de alguna otra vez, me la terminaré aprendiendo de memoria y así sí que no se me olvidaría). (Buen plan)

26.8.16

stranger things.

Los días son distintos. Me cuesta recordar qué hice una semana atrás y debe ser porque ningún día se parece al otro, por lo que tengo que esforzarme el triple para poder hacer recorrido que parece eterno. No sé si esta forma de recuerdo es mejor o peor. Es nomás, como son el ficus que está afuera de mi pieza o incluso como es el sabor a las salsas que hace el Diego.
Irse para volver es lo que he dicho y mantenido. Volver un tiempo. 

9.7.16

tiránica

Posicionarse en un punto es a su vez desposicionarse de otro. Es, en algunos casos, ver algo con una cosa que no se ve en otra. Por eso soy tiránica, por eso cada quien es tiránico en su postura. 
Vivimos en un imperialismo ideológico que busca la razón por sobre el sentimiento. Estoy harta que todo el tiempo anden buscando quien tiene la razón, como si eso fuese un triunfo, un galardón al ego. Yo no quiero ser parte de esa fiesta. De una fiesta en la que llorar no es aceptado, que cualquier forma de expresión sea vista como algo inferior, como algo que está mal, como algo que no debería ser porque la razón debe ganar.
La razón no nos ha llevado a nada. Yo pienso con los sentimientos y los sentimientos me piensan a mí. Esto no se trata de ser sentimentalista. No busquemos algo peyorativo para asociar a una forma tan legítima de vivir como es sentir. 

2.6.16

(me llamo) Bárbara Bustamante

El otro día cumplí un mes desde que me vine y dejé a la Coti. El Esteban de vez en cuando me manda fotos de ella y ahí está: muy bonita, muy regalona y muy Coti. Andaba pesada y mañosa. Mi mamá decía que era porque me echaba de menos. El Esteban también apoyaba esa idea. Yo no sé, no sé si la Coti me ama como yo la amo y eso no me hace sentir mal, de hecho creo que no puedo ver más allá de lo que veo y siento cuando la miro. 
Bueno. He estado pajera, porque quizás soy pajera. Posiblemente tenga que pichicatearme con mate o con esas florcitas hermosas que no me dan sueño sino mucho ánimo. Después pienso (y ahora) que da lo mismo si estoy pajera o no, total no tengo por qué estar siempre con muchas ganas de hacer cosas o de salir. El invierno igual paraliza. El verano también. No sé, es temporal eso de las energías. 
Es una cuestión bien personal eso de apropiarse de los espacios. Me da la impresión que eso estoy haciendo: mi cuerpo se está acostumbrando a la luz, a la humedad, a este frío nuevo para mí, a todo lo que implica salirse de esa zona de confort y de culturización física-menta-espiritual.
Estoy aquí, conversando conmigo, después de haber saltando derrepente desde la oficina llena de papeles y cuestiones que revisar a un avión que me trajo al departamento 2D. 
Aquí estoy, metida en un búnker que de a poco se está poniendo bonito, con ganas de apreciarlo. No escucho mucho cuando estoy aquí, solo lo que hablo cuando me miro al espejo y cuando escucho a la CM, a YH, MLLS.
Me gusta esto, por más que me duelan ciertas cosas, me gusta tener que odiar el mundo porque la palta es mala acá, porque no encuentro mi yogurt Nestlé o porque estoy viviendo algo que no había vivido: vivir sin mi mamá, en una casa distinta y en otro país.
Vivan hartas cosas.
Mueran el resto porque desde ahí van a poder nacer otras nuevas. Eso pienso desde que me morí.

15.5.16

Matar el tiempo.

Llevo casi dos semanas aquí. Han sido largas. Han sido dolorosas como cualquier decisión que se toma. 

6.5.16

Irse

Irse podría ser perfectamente el nombre de una persona. Como también ser el apellido de otra. Incluso ser de esos tópicos literarios que luego se vuelven de uso filosófico-popular y se convierten prontamente en tatuajes en el cuerpo, como pasa con carpe diem.
Irse para volver. La consigna. 

24.4.16

lo dice Hannah, lo pienso yo.

Lo que sigue es un clásico cuento sobre los celos y cómo combatirlos como el dragón medieval que son. En esta historia, soy Virgo Mortensen en “El señor de los Anillos” y los celos son impotentes contra mi espada.  Y comienza del mismo modo que todas las historias de celos, todas las grandes historias sobre celos, que es con mi ex novio y mi mejor amiga culeando. Y esta no es cualquier mejor amiga. Esta es la mejor amiga, que diría que es como si Brigitte Bardot hubiese tenido un bebé con una sirena. Literalmente tenía una infección fúngica abierta en la cara y aún así Matthew Perry la invitó a salir.
Supongo que no soy lo que ustedes describirían como “una chica relajada”. No soy, en teoría, una chica tranquila y distendida. Nunca me conocerían y dirían “Esa Hannah, realmente se deja llevar como una joven relajada”. Estarían como “¿ha esnifado Adderall en los últimos 60 minutos?”. Así que cuando descubrí lo de mi ex novio y mi mejor amiga, yo estaba extrañamente tranquila considerando ese hecho.  Incluso congelada. Intenté imaginar todas estas cosas horribles, como a él lamiendo su tatuaje de un elefante en la parte baja de la espalda y chupando sus minúsculas tetas mientras ella le agarraba las bolas, y después él le chupaba sus labios que tienen forma de capullo de rosa. E intenté ponerme realmente alterada y me imaginaba todas estas cosas horribles, pero el hecho es que no estaba enfadada. Estaba triste. Estaba triste por lo que pensaba que sabían que era. Pensé que estarían diciendo cosas del tipo: “Dios, Hannah va a volverse loca. Va a matar a un gato y va a clavarlo en nuestra puerta. Va a llorar tanto que todo Greenpoint se llenará de lágrimas y será como el puto Mundo Acuático”.
¿Y saben qué? Estaban en lo cierto. Tuve que luchar con mucha, mucha fuerza para no ser esa chica. Y no fue sencillo. Pensé en arrojar una bici por su ventana, pero A vive en el tercer piso. No tengo fuerza en la parte superior del cuerpo. Y, B, probablemente lo hubiese agradecido y hubiese estado en la onda de  “gracias por la bici”. 
Pensé en enviarle a ella un mensaje que dijera “¿cómo se siente el viento cuando acaricia tu doble cara, jovencita?” Pero en su lugar me quedé sentada y lloré y pensé y comí y escribí y me masturbé pensando en Chris Farley (que es un asunto de mi infancia sobre el que todavía no he trabajado).
Pero cuando me enteré de que el tema de esta noche eran los celos, supe que necesitaba ponerle un fin a mi historia, un final de verdad,  y ese final llegó hace 20 minutos, antes de venir aquí, cuando dejé una muy bonita, y para nada barata, cesta de frutas en su puerta, junto a nota que decía “Buena suerte. Lo digo sinceramente. A perpetuidad, Hannah”.
Porque ese es el hecho. Soy Hannah para siempre. No importa lo que haga, no importa si yo inicio una nueva crisis de misiles nucleares con mis emociones o si solo me recuesto, me relajo y le doy una cesta de frutas a alguien.  Solo puedo controlar el caos que creo a mi alrededor. Pero lo más loco es que cuando aparecí, escuché los gritos y escuché mi nombre y escuché la locura y supe que era libre, al menos por esta noche.

Eso es todo. Gracias.

4.4.16

la tiranía de las mayúsculas

no quiero ser una mayúscula. tampoco una minúscula. no quiero mucho, o quiero demasiado. no existen esos intermedios. es como ese poema de gonzalo rojas que habla de qué se ama cuándo se ama. yo no sé. es relativo. todo es relativo. me gustan las tildes porque es una de las pocas veces en el que se le da enfásis a las palabras. están extintas y yo también, mientras intento pensar qué escribirte, qué decirte, estoy muda, tan muda que lo único que habla de mi es lo que siento por tí. no puedo irme sin haberte dicho algo, algo que quizás no quieres escuchar, que quizás no te importa, porque sí, convengamos que estai bien, que estai contento, que estai feliz tomando fotos en otros lugares que has construido, de a poquito, donde yo no soy parte. tú tampoco eres del mío, solo que mi lugar no es suficiente, no es mi lugar porque siempre está ese vacío, esa gran ausencia que se esconde, que cuido. por eso escribo de señoras solas, odiando a su marido, odiando al mundo pero aceptándolo cómo es. me cuesta llegar a eso, pero quizás a eso quiero llegar. hay muchas cata en el mundo, pero pocas ana, yo soy ana, como la que ha sido nombrada injustamente. 
te amo